miércoles, 16 de mayo de 2007

LA CARA Y LA CRUZ DEL AMOR


“Me giré, lo vi y me enamoré de él. En ese momento, mi vida anterior dejó de tener importancia, sólo me interesaba él”. Así explica Corinne Hofman el inicio de su historia de amor. Esta historia, aunque también ha sido ficción y literatura, ante todo es realidad.

Corinne tenía 27 años cuando viajó a Kenia acompañada de su novio. Lo que ninguno de los dos podía intuir era que ese viaje cambiaría todos sus planes de futuro y les abriría las puertas de una nueva vida.

Por el momento ésta puede parecer la típica historia de amor, el mítico “flechazo” que siempre dicen que existe… pero no hubiera llegado a las pantallas si el hombre por el que lo dejó todo no hubiera sido un guerrero masai, Letinga.

Tras ese viaje turístico, Corinne regresó con su novio a Suiza, pero no podía dejar de pensar en Letinga a pesar de hablar tan sólo una vez con él y al cabo de medio año regresó a África a buscarlo sin saber si sería correspondida. La búsqueda no fue fácil ya que para encontrarlo sólo contaba con una fotografía que le había tomado en el viaje anterior, pero mereció la pena, al menos al principio.
Le quería tanto que aceptó vivir en Kenia y casarse con él a pesar de todos los inconvenientes. Intentó adaptarse a sus costumbres y sobrevivir sin las comodidades de la vida occidental, pero la brecha cultural que existía entre Letinga y Corinne, las constantes infecciones de malaria, el alcohol y los celos del guerrero masai, hicieron que su cuento de hadas llegara pronto a su fin.

Con la única fuerza que le daba la hija que tuvieron en común, Napirai, decidió regresar a Suiza y volver a empezar desde cero por segunda vez en su vida. Letinga era tan posesivo que tuvo que mentirle para que le firmara el permiso necesario para salir del país con su hija. Cuando Corinne regresó a la civilización, sintió un enorme complejo de inferioridad, porque durante cuatro años había vivido desconectada de todas las facilidades del mundo occidental. Ya se había acostumbrado a no comer, a hacer sus necesidades en el campo, a bañarse en un río, a no recibir besos ni caricias porque en la cultura masai el sexo sólo servía para tener hijos, a convivir con animales peligrosos, a no mirar a los ojos de ningún hombre… Superó todos estos obstáculos por amor, pero ¿cómo recuperar de nuevos sus costumbres anteriores?

Ya han pasado 18 años desde que Corinne arriesgó y pudo probar la cara y la cruz del amor, pero no se arrepiente de haber seguido los dictados de su corazón.





4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola!! Yo tengo el libro de "la masai blanca" y todavía no me lo he leído pero después de leer tu historia me han dado ganas de empezarlo ya. me ha encantado la historia. Bueno la verdad es que todas las historias de tu blog son apasionantes. Sigue así, me ha gustado mucho!Un saludo!

Anónimo dijo...

Maravillosa película.

Anónimo dijo...

De todas las historias de tu blog, ésta del amor entre el masai y la europea es la que más me gusta, no por nada especial, simplemente por todo lo que nos hemos reído con el tema del masai y demás. Y es que... los viajes dan para mucho!!! jejeje. Ya nos queda menos para concluir el nuestro...
Felicitaciones por tu blog, y no es ficción

Anónimo dijo...

Gracias babelia!!La verdad es que no sólo nos hemos reído con el masai, sino con muchos otros más... hay cada friki suelto... jeje. Besos