martes, 15 de enero de 2008

LA DIFERENCIA ENTRE SER UN MONSTRUO O SUFRIR ELEFANTIASIS



¿Qué haríamos nosotros si padeciésemos elefantiasis? ¿Nos enfrentaríamos a la vida de la misma manera que lo ha hecho Huang Chuancai? Hay que valorar mucho la fuerza de este “hombre elefante”, porque si alguna vez un tumor así se apodera de tu cuerpo, para muchas personas se acabarían las ganas de seguir adelante. Así debió pensarlo en un primer momento Huang, ya que la elefantiasis, que le apareció a los 10 años, le obligó a abandonar el colegio por culpa de las bromas de sus compañeros.

Ya han pasado 22 años desde que convive con este tumor, 22 años en los que ha tenido que soportar aberraciones tan duras como que un circo intentara comprarle para exhibirlo en un espectáculo de monstruos.

Por suerte, y aunque la familia de Huang es pobre y en China está prohibida esta operación, el Hospital Oncológico Fuda de Cantón (sur de China) ha querido devolverle la sonrisa a su cara. Chuancai fue operado por primera vez cuando el tumor que deforma su rostro pesaba 15 kilogramos y le imposibilitaba hablar y comer, además de haberle curvado la espina dorsal y aplastarle los pulmones. En la segunda operación practicada, el peso del tumor descendió a los 12,5 kilos, pero al afectarle a la boca y a la oreja derecha, durante la extirpación perdió la oreja y el equipo médico tendrá que injertarle un pabellón auricular artificial.

Aún tendrá que someterse a nuevas intervenciones, pero sólo así podrá quitarse el cartel que le han adjudicado de “el hombre con el peor caso de elefantiasis del mundo”, a pesar de que en 1983, según la Organización Mundial de la Salud, ya había 250 millones de casos de elefantiasis en el mundo. No obstante, puede que esa condecoración se quede en su propia casa, ya que su hermana y su madre también tienen que hacer frente a estas deformaciones al estar también afectadas por ele síndrome.

Pero hay que ser positivos en la medida de lo posible y todo aquel que padezca esta enfermedad debe ver una luz de esperanza. Desde hace mucho tiempo estaba considera una dolencia incurable y progresiva en su evolución. Antes el enfermo se resignaba a ver cómo avanzaba su deformación, ahora, y qué mejor ejemplo que Huang, podrán ver cómo desaparece.

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